28 junio 2006

Londres 16: Piccadilly

En una jornada inicialmente dominada por la apatía, y sin ganas de hacer nada que requiriese el más mínimo esfuerzo mental, he optado por rendir culto al dios Consumo y visitar la zona de tiendas. Como siempre, presupuesto limitado, apenas he comprado nada y casi todo fueron cosas que me han pedido (Niñas, mira que tenéis caprichos caros... ¡que también tengo que comer!).

Inicié la visita en la zona arquetípica comprendida por Leicester Square y Picadilly Circus. Como era de esperar estaba todo abarrotado de turistas, con el añadido de que hoy era el estreno de alguna película y Leicester Square estaba invadida por adolescentes y policías. Después de hacer el provinciano un poco por allí, asombrándome de lo grande que es todo, enfilé Piccadilly para dejarme la pasta. Hice varias paradas, pero dos de ellas me gustaron especialmente.

La primera fue Fortnum & Mason, que es una especie de supermercado de lujo. Allí tienen de lo bueno lo mejor, toda clase de delicias comestibles y bebibles, un mundo de tentaciones que sólo se pueden vencer atándose a un mástil o llevando el dinero justo. Además de vender toda clase de delicatessen también disponen de una cafetería y de un restaurante, a los que ya ni me aventuré a entrar contando con que el maître me iba a largar por no llevar corbata. Al pasar por la sección de bombones y chocolates casi me dan ganas de llorar de lo rico que parecía todo y de lo prohibitivo de los precios. Por cierto, Fortnum & Mason son proveedores de la Casa Real, y no me extraña... si yo tuviera la pasta que tiene la Reina comería allí todos los días siete veces.

La segunda fue Hatchards, una librería de cinco pisos con muchísima solera. Destaca porque, así como en las demás librerías tienen los bestsellers siempre muy a la vista, allí no se les da un tratamiento especial, están en su sección correspondiente dentro del orden alfabético, ni Brown ni Rowling tienen privilegios en Hatchards. El frikismo está, como era de esperar, en el sótano, y no tienen un stock excesivamente amplio. Supongo que será porque son demasiado respetables y no quieren que se les llene el local de melenudos todos los sábados. En cambio, de otros temas como política, historia o arte tienen infinidad de volúmenes, lo dicho, cinco pisos. La distribución de las salas tiene un punto algo laberíntico, ya que en vez de ofrecer grandes espacios han confiado en pequeñas secciones muy especializadas que requieren plantar tabiques por todos lados. Uno puede acabar un poco desorientado, pero tampoco es necesario conocer el secreto del Finis Africae para salir de allí. También son proveedores de la Casa Real y lo muestran orgullosos mediante un escudazo de la Corona ubicado cerca de la entrada, pero afortunadamente sus precios son los normales y se puede comprar allí sin sufrir una hernia de cuenta corriente.

Por cierto, hoy he descubierto una fórmula mágica para la felicidad: “Veg Thai All You Can Eat”. Llevaba varios días pasando por delante de un restaurante tailandés de Angel, y hoy fue el día elegido para visitarlo. Iba con intención de pillarme un menú del día o algo así, y grande fue mi sorpresa al comprobar que me ofrecían buffet libre por cinco libras. No pude decir que no. Nunca había probado la comida tailandesa, y aproveché esa oportunidad de oro para picar de todos y cada uno de los platos del buffet, resultando todos deliciosos. Me sorprendió muchísimo la enorme adaptabilidad de la soja, reconozco que es un sustituto perfecto de la carne y además me queda la conciencia tranquila porque, aunque he comido hasta reventar, todo ha sido comida sana.

El pub del día es The Horniman at Hay’s. Está en Southwark, frente al HMS Belfast, y cumple con todos los requisitos para ser calificado como un buen pub. Lo que lo hace distinto al resto es el ambiente, sobre todo a partir de las cinco, ya que es uno de los locales a los que van los trabajadores de la City al terminar la jornada y está absolutamente atestado de ejecutivos y profesionales. Esto no lo convierte en absoluto en un pub pijo ni en un pub caro, simplemente tiene otro rollo distinto.

2 Comments:

Blogger Waznei said...

Juas! El secreto del Finis Africae... me ha llegado al alma. Qué recuerdos...

1:43 p. m.  
Blogger Beowulf Shaeffer said...

Bris, pues claro que es el sustituto perfecto. No creo que haya otro sustituto mejor. Ahora, donde estén los originales que se quiten los sustitutos, claro. De todas formas dale una oportunidad a la soja, que está buena, de verdad, que te lo digo yo, que no soy historiador, no es truja.

6:49 p. m.  

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