26 junio 2006

Londres 14: El Támesis

Las guías turísticas afirman que el Támesis es el eje en torno al que gira la vida de Londres, que es una vía de comunicación clave, que es el alma de la ciudad. Ni de coña.

Como soy turista me acerco casi a diario al río, ya lo voy teniendo muy visto y puedo aseguraros que todas esas afirmaciones son como mínimo exageraciones. Los londinenses pasan muy mucho del río, tienen cosas mejores que hacer en el centro y le dan la espalda. Los edificios suelen acabar tocando el agua directamente, hay pocas avenidas a la orilla del río y los únicos que pasean por allí son visitantes. Con los barcos pasa lo mismo, son meras atracciones turísticas y ningún inglés en sus cabales los utilizaría habiendo autobuses o metro. El río es una barrera, un obstáculo que hay que salvar. Y para salvarlo están los puentes.

Otra que nos intentan vender es que los puentes del Támesis son joyas arquitectónicas. Pues para nada. El único que se salva en ese sentido es el Tower Bridge, que sí que es bonito y da gusto verlo. El resto son simples soluciones urbanísticas para llegar de un lado a otro, y en ese sentido funcionan muy bien, ya que dan salida al tráfico de vehículos y peatones con gran fluidez. Casi nunca he visto atascos en las calles cercanas a los puentes, salvo precisamente en la zona del Tower Bridge (a fuerza de ser bonito es poco práctico). Funcionales sí que son, pero también son feos como un pecado.

Como río tampoco suele resultar nada espectacular. Hay que reconocer que para pasar por semejante urbe lo tienen muy bien cuidado, pero el hecho de que arrastra todos los lodos de las llanuras inglesas le da un color pardusco que desde luego no invita nada al baño. Hubo un momento, al final de una tarde soleada, en que el brillo del agua le dio un aspecto muy distinto, casi hermoso, que realzaba toda la ciudad... pero me temo que momentos como ese son infrecuentes o incluso raros por aquí. Eso sí, por las noches es un placer darse una vuelta por sus orillas.

La verdad es que hoy no tenía pensado recomendar pub alguno, pero qué diablos, ahí va este. Se llama The Spanish Galleon, está en Greenwich y, aunque no es nada del otro mundo, tiene la particularidad de que afirman ser los decanos entre los fabricantes de cerveza ingleses. Evidentemente sirven las ales que fabrican ellos mismos, la más coñera de ellas la Spitfire (“The Bottle of Britain”). Este va por la frikada.