30 agosto 2006

Montpellier 3: La Place de la Comédie

La Place de la Comédie es el centro neurálgico de la ciudad, o esa es la impresión que me ha dado después de un par de días por aquí. Se trata de una enorme plaza peatonal situada justo en los límites de la zona centro, y conecta con otros barrios importantes ya sea por proximidad o mediante el mítico tranvía que cruza la ciudad.

Cuando digo enorme es porque lo es, parece un espacio concebido específicamente para montar tremendas manifestaciones, y de hecho parece ser que es uno de sus usos tradicionales, incluso tiene una historia sangrienta de centenares de muertos a manos del ejército en aquellas épocas en las que manifestarse era sinónimo de traición a la patria. En cualquier caso, aquí suele concentrarse muchísima gente de forma cotidiana y sin intención política, es un lugar muy conveniente para quedar, tanto por su ubicación como por todas las movidas que hay en la propia plaza o en las calles que la rodean.

En plan arquitectura y gafapastismo se pueden ver varias fuentes muy majas, el palacio de la ópera que da nombre a la plaza y unos cuantos edificios nobles de gran barroquismo. Curiosamente al fondo del todo hay un edificio grimoso y absolutamente fuera de lugar que debería ser derribado pero que es de visita obligatoria para todos los forasteros: la oficina de turismo. No me explico a qué esperan para trasladarla a un sitio decente.

Si uno quiere salir no necesita alejarse más de 500 metros de esta plaza para nada. Hay infinidad de bares y terracitas, restaurantes decentes y garitos de comida rápida, cines, teatros, la ópera, tiendas mil y locales de marcha para todos los gustos (bueno, como siempre sigo sin encontrar antros metaleros, la próxima vez que vea a alguien con greñas y camiseta de los Maiden le preguntaré).

Eso sí, para todo el que se quiera aventurar por los restaurantes del centro, una advertencia: son absurdamente caros. Mis limitaciones presupuestarias me están obligando a evitarlos bastante, pero esta circunstancia me ha permitido descubrir el pequeño gran placer de las panaderías francesas. Sobre todo me encantan las pequeñas boulangeries familiares, donde tienen infinitas variedades de pan, decenas de productos de bollería distintos y una gran variedad de movidas calientes (quiche, pizza y bocatas sobre todo), y de donde además de comida te llevas una conversación agradable con la gente que despacha. Mi recomendación del día va pues para una panadería, la de la rue Jean-Jacques Rousseau, que aunque es un poco más cara que la media tiene unos productos que harían llorar de alegría a Ragueneau.

1 Comments:

Blogger Waznei said...

Tío! Qué tienes en contra de setiembre? Por qué te lo saltas?

Las panaderías son de lo mejor que hay en Francia. El más vulgar pedazo de pan es delicioso.

3:56 p. m.  

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