28 agosto 2006

Montpellier 1: Le centre ville

Primer día en Montpellier, dedicado a enterarme de dónde están las cosas y cómo van las movidas del curso. No he visitado ningún lugar en concreto pero me he dado un par de paseos por el centro para ir haciéndome una idea, de ahí el título bastardo de esta entrada.

Aunque Montpellier es una ciudad bastante grande (un cuarto de millón de habitantes), por lo que se comenta la mayor parte de las cosas de interés están en el casco histórico, que es en esencia la colina que domina las tierras colindantes. Y no sólo los edificios de alto interés histórico se encuentran estupendamente conservados, todas las construcciones del centro están en un estado fantástico independientemente de su edad y su uso. Da gusto pasearse por las estrechas callejuelas del centro, definitivamente creo que no voy a usar el transporte público e ir andando a todas partes. Eso sí, debo reconocer que hoy me he perdido dos veces, debo parecer un turista recién aterrizado.

Montpellier es además una importante ciudad universitaria (cincuenta mil estudiantes, es decir, la quinta parte de la población), y coincide que en estas fechas están empezando a llegar todos los Erasmus para ir haciendo los cursos de francés preparatorios. Todo esto se junta con el hecho de que todos los de mi curso somos extranjeros, claro, con lo que mi intención de no hablar otra cosa que no sea francés se está viendo constantemente frustrada por las necesidades comunicativas. Eso sí, a los españoles no les paso una, o francés o nada.

Mi intención original era alojarme en la residencia universitaria, pero cuando fui a matricularme no quedaban plazas (por los Erasmus adelantados, ahora lo veo claro), así que acabé en casa de una familia. Los Choffé son una pareja de una cierta edad, y alquilan la habitación de sus hijos ahora que se han marchado de casa. El alojamiento es adecuado (le falta Internet para ser habitable según las normas Veiga 9000, pero para eso ya tengo la WiFi de la academia), y mis anfitriones son una gente muy maja que me está tirando abajo muchos tópicos sobre los franceses en general. Aunque bueno, aquí no hay franceses, sólo occitanos... otro día me explayaré sobre el nacionalismo local.

Otra cosa que me ha sorprendido agradablemente ha sido no sufrir el shock de no enterarme de nada el primer día (en Londres me costó un rato largo pillarles el acento). Desde el minuto cero he sido capaz de comprender y hablar francés sin ningún problema, todo lo más algún detallito tonto (“se nota que eres español, haces todas las es iguales”). Con los franceses me va perfecto, con los alemanes muy bien, con los españoles bastante bien, y a los yanquis estoy por pedirles que pasen de mí porque no hay quien les entienda con el acentazo que traen. Y os juro que paso la mayor parte del tiempo sobrio...

El local recomendado del día es el Saint Roch. Como bar y terracita está genial, pero es que además me da pie a comentar una peculiaridad de Montpellier: su santo patrón es el mismo de Vigo, el que da nombre al bar. Para los que aún no lo hayan pillado es San Roque, que además obró un milagro de panviguismo al hacer que dentro del bar estuviesen retransmitiendo el partido del Celta mientras yo estaba fuera. Vamos, que estoy como en casa.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Da gracias de no haber conseguido habitación en las residencias, yo estuve ahí y te juro que son como la cárcel. Muy feas y muy cutres, je je.

7:10 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home