02 septiembre 2006

Montpellier 5: La cathédrale Saint-Pierre

Sé que no es lo habitual, pero hoy quiero hablar de una iglesia. Que nadie se asuste, no he entrado, pero lo que he visto por fuera y lo que me han contado de ella dan para un post entero.

A primera vista, Saint-Pierre parece una catedral gótica como otra cualquiera, con sus correspondientes dependencias obispales anexas. Error, dichas dependencias fueron expropiadas a la Iglesia durante la Revolución y ahora albergan la facultad de medicina. El edificio de la facultad es grande pero no llama la atención, así que pasamos a la catedral en sí.

No cabe duda de que es gótica, los arcos apuntados son bien visibles, pero le falta la luminosidad, las vidrieras, ese alzarse al cielo. Saint-Pierre es sólida, está pensada para resistir. Es una auténtica fortificación, y de hecho fue empleada como tal en muchas ocasiones, especialmente en las guerras de religión francesas. Es el momento de comentar la cuestión religiosa en Montpellier.

Originariamente la región era católica, parte del Camino de Santiago y todo eso, pero con la llegada de la Reforma en el siglo XVI se convirtió en uno de los focos más activos del calvinismo en Francia. Supongo que sería como reacción propia de una región periférica contra el poder central de París, que apenas llevaba medio siglo controlando Francia entera. Tras medio siglo de guerras no se produjo un resultado claro, y en la actualidad la mitad de la población de la zona es católica y la otra mitad es reformista. Por supuesto, la catedral es y siempre ha sido católica.

Durante las guerras de religión, cada vez que las tropas del rey estaban lejos los católicos se veían obligados a refugiarse en la catedral para que no los masacrasen, y los calvinistas establecían sus posiciones en la parte alta de la ciudad (extrañamente, la catedral está al pie de la colina). Aún hoy se pueden ver los agujeros que dejaron los muchísimos tiros de mosquete que se dispararon contra las saeteras de las torres, y se percibe la diferencia de color de la piedra de la que fue abatida a cañonazos. Las paredes de Saint-Pierre cuentan una historia de sangre y odio, religión y política, que no puede dejar indiferente a nadie.

Hay otro aspecto de la catedral que me ha llamado poderosamente la atención, las gárgolas. Así como en otras catedrales son meros pedazos de piedra gastada que sirven para canalizar las aguas, las gárgolas de Saint-Pierre tienen la apariencia monstruosa deseada en este tipo de piezas. Supongo que se deberá a que en esta región llueve poco y la erosión no ha hecho mella en ellas. Sea como sea, merece la pena mirar hacia arriba y pararse a admirarlas.

1 Comments:

Blogger Zabu said...

Jo, tío, deberías incluir fotos... aunque fuesen sacadas del google.

2:31 a. m.  

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