15 junio 2006

Londres 3: The Strand

Hoy le he dedicado el día al estamento judicial. Prácticos como siempre, los ingleses tienen todo juntito, así que le he podido pegar otro vistazo temático sin problemas. La zona visitada se llama The Strand, y es la calle que une Westminster y Londres (la City, vamos) desde tiempos inmemoriales. Evidentemente ya es imposible reconocerlas como dos ciudades distintas, pero hay un límite administrativo justo ahí en medio que está marcado en algunas calles por unos cuantos dragones (el símbolo de Londres City) que miran hacia el oeste (para comerse a los de Westminster como se les ocurra invadir Londres, supongo).

Estamento judicial, decía. Justo en ese límite administrativo, en el lado de Westminster pero pegadito al dragón de turno, está el Tribunal de la Corona. Es un curioso conglomerado de edificios y estilos, desde el neogótico hasta el moderno pasando por el victoriano, pero que casan bastante bien, diez puntos para los sucesivos arquitectos que consiguieron evitar hacer un batiburrillo constructivo sólo porque los tribunales necesitaban más salas. La parte que más me ha gustado es la más antigua. Imaginaos un edificio de enormes naves y plagado de arcos apuntados y de vidrieras, con mobiliario de madera que parece sacado de un anticuario, con señores con pelucas blancas y togas yendo de aquí para allá... y con detectores de metales y máquinas de rayos x, policías y acusados vestidos con ropa actual, y documentos sacados de impresoras láser o en CD circulando de mano en mano. Así es el Tribunal de la Corona, una deliciosa mezcla de tradición judicial y administración de justicia moderna. Además cuenta con una estupenda exposición del vestido de jueces y abogados a lo largo de los siglos, y en la calle de detrás se puede encontrar todo lo necesaria para la práctica judicial, desde una librería especializada hasta una mitiquísima tienda de pelucas.

Un poco más allá, ya entrando en Londres y en la zona del río, está el barrio de Temple. Es una zona con muchísimo encanto, con infinitas callejuelas semipeatonales que desembocan de cuando en cuando en estupendas plazas y jardines. Recibe su nombre de que antaño toda la barriada pertenecía a la Orden del Temple, pero cuando fueron excomulgados y se les expropiaron las tierras empezó a ser ocupado por abogados (les quedaba al lado de los tribunales, era una elección lógica), y en la actualidad está ocupado casi exclusivamente por bufetes y asociaciones de juristas. Allí se puede encontrar la famosa Iglesia del Temple, que es pequeñita y muy acogedora, nada que ver con el rollo sombrío-satánico que le confiere Dan Brown; por supuesto, también estaba en restauración parcial, pero por lo menos esta vez estaban los historiadores dando el callo, que es lo que marca la diferencia entre “reformas” y “abandono”. Ya casi llegando al río, el Temple tiene unos jardines bastante modestos pero muy bien cuidados en los que destacan los parterres de rosas, de color rojo y rosa clarito, de donde se dice que surgieron las insignias de las casas de Lancaster y York en la Guerra de las Rosas. No sé si será mito o realidad, pero los jardineros se ocupan con esmero de que los hechos apoyen a la leyenda.

Por último, dentro de la temática judicial, comentar que donde acaba el Strand está el Juzgado de lo Penal de Londres, conocido como Old Bailey, en cuya cúspide está la estatua dorada de la Justicia a la que V denuesta y hace volar por los aires. Lo mejor de esta zona (aparte del punto friki de Lady Justice) es el pub de enfrente, The Magpie & The Stump, donde utilizan como reclamo publicitario la historia morbosa del pub: resulta que durante una buena temporada las ejecuciones públicas se hacían justo entre el Old Bailey y el Magpie & Stump, y cada vez que había una la gente pagaba unas cantidades notables por poder gozar de una mesa con ventana en los pisos superiores para disfrutar del espectáculo (ahora lo que se lleva son las mesas delante de la pantalla gigante, incluso en pubs históricos como este). Es más, los taberneros eran tan cachondos que les llevaban a los reos una cervecilla a cuenta de la casa, para que murieran con buen sabor de boca.

Otra cosa curiosa que hay por esta zona son los monumentos cambiados de sitio por motivos urbanísticos, que tiene tela que cortar. Uno de ellos es la Charing Cross (que da nombre a una calle y a una estación), una cruz erigida en honor a la esposa de Eduardo I, Leonor, la Infanta de Castilla (cuya corrupción fonética da nombre a otro barrio... Elephant and Castle). Resulta que esta cruz estaba en un punto clave de la ciudad, nada menos que en el kilómetro cero de la red viaria británica, pero por alguna razón (espero que para poder conservar mejor un monumento de 800 años de antigüedad, otra cosa tendría delito) la trasladaron a la estación homónima. Ahora en su sitio está una estatua de un rey, uno de tantos.

El otro monumento cambiado es la Temple Bar, una de las puertas de la ciudad, la que daba a Westminster. Como por allí debajo sólo podía pasar un carro acabaron desmontándola pieza a pieza y guardándola, y tras un largo periplo acabó colocada en un huequito que le encontraron cerca de San Pablo. Curiosamente en su lugar pusieron otro monumento con dragoncillos y la reina Victoria, al que también se llama Temple Bar, dos por el precio de uno. Lo más coñero del Temple Bar es que, cada vez que la Reina abandona el palacio de Buckingham para ir a la City debe reunirse con el Alcalde de Londres en Temple Bar (les queda a medio camino a los dos, es un buen sitio) en una ceremonia formal en la que la Reina le pide permiso para entrar en la ciudad (me gustaría saber qué pasaría si no se lo diese) y el Alcalde le entrega de llaves de la puerta (aunque la puerta ya no está allí).

Por cierto, hoy he comido fish & chips, y me ha gustado mucho. Una de dos, o la cocina inglesa ha ido evolucionando mucho hasta hacerse comestible, o yo soy muy poco exigente, o todo el rollo de que era intragable era una truja difundida por algún historiador con mucho tiempo libre.

4 Comments:

Blogger Padawent said...

Eh, eh, ya llevas tres días en Londres y aún no te ha pasado nada pintoresco ¿qué clase de turismo haces tu? A ver si hoy, que es viernes....

12:47 p. m.  
Blogger Beowulf Shaeffer said...

Esto... ¿qué se entiende por "pintoresco"? ¿Cómo se supone que debe hacerse turismo? Si va a resultar que me hace falta el Complete Tourist's Handbook o algo...

8:17 p. m.  
Blogger Beowulf Shaeffer said...

Bris, el caso es que por ahora apenas he estado con ingleses, hay un número infinito de extranjeros por aquí. También es verdad que no he tenido demasiada borrachera (presupuesto limitado) ni demasiada vida nocturna (suelo llegar bastante cansado a la noche). Pero bueno, te mantendré informado...

9:13 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Sabe alguien si hay y en ese caso DONDE , una tienda de pelucas en Londres?

7:46 p. m.  

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